Elige la vida, un empleo, elige una carrera, una familia, una TV inmensa. Elige lavadoras, coches, CDs y abrelatas eléctricos. Elige la buena salud y el colesterol bajo. Elige las hipotecas a plazo fijo. Elige una casa, elige a tus amigos. Elige la ropa informal, un traje a tres piezas pagado a plazos y preguntarte un domingo temprano quién mierda eres.
Mark Renton decide no elegir. Decide vivir su vida de forma absolutamente contraria al resto del mundo, sin presiones, sin estudios, sin futuro. Él es consciente de que la heroína lo mata pero, aún así, elige drogarse porque no soporta el mundo real.
Trainspotting no es, en absoluto, una caricatura de la drogadicción sino más bien, una obra maestra del sufrimiento por la abstinencia. Sin poderle hacer ascos a "Requiem por un sueño", Mark Renton y su cuadrilla de amigos escoceses y descerebrados no se muerden la lengua a la hora de mostrarnos los síntomas de la drogodependencia con unos efectos especiales realmente aterradores que te pone los pelos de punta.
Y, por supuesto, el mejor papel lo tiene el propio protagonista: un Ewan McGregor que se aleja al 100% de esos personajes tiernos, inocentes y buenos y se acerca de un plumazo y magistralmente a un joven rebelde, anárquico, drogodependiente y realmente necesitado sexualmente.
Es una verdadera obra maestra. ¡No os la podeis perder!
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