Dice Lipovetsky: "vete al campo antes de que la ciudad te convierta en alguien duro y sin sentimientos. Vete a la ciudad cuando el campo te ablande y te haga un bobo".
Parece que hoy en día sólo tenemos esas dos opciones. Uno de los desengaños más recurrentes en la vida adulta es que los ideales, los principios y la moral cuestan dinero. Y ascensos. Y status social. Pero hoy en día los jóvenes (sobretodo los que van en busca de oportunidades laborales) se dan cuenta de que si no vacían su espíritu y su cuerpo de emociones, verdades y ética, no encontrarán un hueco laboral en el mundo.
De eso va el corto de "Pecera". De cómo las personas son prescindibles. De cómo la mentira, el engaño y la rabia del que se sabe en plena posesión de la verdad aplasta al pobre trabajador que se esfuerza al máximo en salir adelante. De cómo el poder, corrompe a la gente. Y lejos de ser esto un discurso comunista, os remito al experimento de Stanford para demostraros que seas quien seas, si te vacías de moral y agarras el poder, te vas al carajo.
0 comentarios:
Publicar un comentario