Siento haber tardado tanto en actualizar y solucionar el error del video! He estado trabajando un par de días de azafata de congresos y me ha ocupado casi todas las horas del día... lo siento! Ahora, sin más dilación, y para que no se pierda en el enorme bache de mi memoria, paso a hablaros del nuevo libro que he terminado de leer:
El Inca. Un libro sencillo, de aventuras, que te acerca de forma bastante realista a la verdadera cultura de Cuzco y de los incas. La forma con la que Alberto Vázquez Figueroa te presenta a los personajes hace que les cojas cariño desde un primer momento: desde Rusti Cayambe hasta la princesa Shangay Chimé, la Reina Alia o el propio Emperador. Sin embargo, se me quedaron cortas las páginas, corta la lista de personajes y cortas las aventuras. Puedes sentir el sudor y el sufrimiento nauseabundo de los buenos personajes, pero pasan demasiado tiempo dialogando y conversando y al final las escasas 200 páginas del libro se te hacen demasiado pesadas.
El argumento trata sobre el soldado Rusti Cayambe, que tras lograr una tremenda e impresionante victoria contra Ticki Manka en Aguas Rojas, vuelve a Cuzco con el rebelde atado para presentárselo al Dios Sol en persona: el Emperador. Esta hazaña provocará un cambio sin precedentes en la historia del orden cuzqueño y el soldado será premiado con el título de noble y de general y con la mano de la hermosa princesa Shangay Chimé. A partir de ese momento todo sucederá alrededor del intrépido general Saltamontes y de su enamorada esposa.
Podéis descargarlo desde aquí, en Quedelibros y si no encontráis el enlace, sencillamente clikead aquí!
Pero como siempre, yo os copio un trocito del libro para que podáis ver con vuestros propios ojos cómo es. Ya es la segunda entrada que le dedico a Alberto Vázquez Figueroa y estoy segura de que no será la última ;D
Rusti Cayambe alcanzó justo renombre y se labró la felicidad y fortuna tras la terrible batalla de Aguas Rojas.
Al mando de un pequeño destacamento de hombres agotados y hambrientos decidió lanzarse en persecución de cuanto quedaba del maltrecho ejército del escurridizo Tiki Mancka, quien intentaba adentrarse en las remotas estribaciones de la cordillera con la evidente intención de reagrupar a sus fieles, lamerse las heridas y aguardar los refuerzos que le habían prometido las tribus del norte.
Rust Cayambe sabía muy bien, y eso era algo que de igual modo sabían el mismísimo Emperador y hasta el último de sus soldados, que si al astuto Tiki Mancka se le concedía un corto respiro tras tan espectacular derrota, al año siguiente los ríos volverían a correr esnsangrentados, e incluso tal vez se pondría en serio peligro el futuro Imperio".
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